viernes, 27 de agosto de 2010

Reflexiones sobre el conflicto “Gobierno vs Papel Prensa”

“Gobierno vs Papel Prensa”. ¿Qué lecturas de la realidad pretende promover este modo binario de presentar una disputa social y política? ¿Qué interpretación o interpretaciones subyacen a tal reduccionismo simbólico? ¿Por qué razón hay una tendencia hegemónica en los medios de comunicación a privilegiar miradas y modos de presentar los conflictos sociales como emergentes de una realidad que se muestra dicotómica, obturada, enquistada? Las siguientes líneas tienen como objetivo problematizar algunas cuestiones vinculadas al supuesto avasallamiento que viene padeciendo la libertad de expresión – tal y como lo han reflejado varios medios de comunicación – por parte del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Supuesto que se ha nutrido en los últimos días luego de las declaraciones realizadas por la presidenta en relación a las irregularidades detectadas en la adquisición de la empresa Papel Prensa y que, motivaron la decisión del ejecutivo de enviar próximamente un proyecto de ley al Congreso, con el fin de declarar de interés público la producción de pasta celulosa y papel de diario, su distribución y comercialización.

En primera instancia, la fórmula “Gobierno vs Papel Prensa” encubre una serie de falsas inferencias que conducen al encasillamiento de los actores políticos en categorías estáticas y que obstruye la posibilidad de identificar intereses políticos y económicos al interior de los mismos. El enriquecimiento del debate que podría generarse alrededor de este conflicto se ve reducido a la mera enunciación – siempre antagónica – entre gobierno – personificado en los Kirchner y sus funcionarios – y Papel Prensa – personificado en Clarín, La Nación y La Razón. En esta doble personificación, nos vemos condicionados a optar por uno u otro bando sin contemplar los matices existentes en relación a cada uno de ellos. Este reduccionismo simbólico se complementa con ciertas lecturas de la realidad que parten de la aparente homologación entre Papel Prensa, libertad de prensa y libertad de expresión, como si todo fuera lo mismo. Deducción lógica de este razonamiento: “si la disputa es entre gobierno y Papel Prensa ergo, el gobierno atenta contra la libertad de expresión”, frase convertida en un cuasi slogan en boca de varios de los opositores políticos al oficialismo en estos días.

Hablo de falsas inferencias sin asidero óntico y/o lógico desde el momento en que tanto Clarín como La Nación vienen denunciando desde hace tiempo los intentos del gobierno de controlar el papel prensa. Repito, sin asidero fáctico alguno, en tanto y en cuanto cada uno de los opositores políticos al gobierno ha tenido la posibilidad de manifestar públicamente su rechazo al proyecto de ley que llegará a la Cámara, y tendrá a posteriori la posibilidad de elegir, de expresarse, de decidir libremente sobre el mismo. ¿Acaso estos no son indicios de un respeto por la libertad de expresión? Seguramente existan reproches para hacerle a este gobierno, pero me parece un poco desacertado e inclusive contrafáctico hablar de ataque a la libertad de expresión, en un contexto en el que se ha revitalizado la discusión política y la problematización sobre cuestiones sociales.

En todo caso, el conflicto debería conducirnos a indagar acerca de la necesidad o no de que sea el Estado el que asuma la tarea de control sobre el Papel Prensa. Debería orientarse a cuestionar – como efectivamente denunciaron algunos periodistas con antelación y ahora el gobierno – las circunstancias sociales y políticas que favorecieron el monopolio de papel prensa y en este sentido, también identificar a aquellos actores políticos cómplices de los grupos económicos. Será tarea de la justicia determinar la verdad o falsedad de los dichos de cada una de las partes involucradas, y será tarea de nuestros representantes decidir si la regulación de papel prensa debe ser declarada una cuestión de interés público o no. Nuestra tarea tiene que partir de un análisis no ingenuo de los relatos que construyen la realidad alejándonos de los posicionamientos dicotómicos.

En este sentido, uno de los principales argumentos que sostiene la pirámide de falsas deducciones enunciadas más arriba, se basa en el supuesto de que controlar el papel prensa es controlar la información, razón por la que si el Estado controla el papel prensa a su vez controla la información, y coarta de ese modo la libertad de expresión. Paradójicamente - y esto sí es una inferencia lógica – si hasta la actualidad los accionistas privados mayoritarios en Papel Prensa son La Nación y Clarín ¿puede afirmarse que en el transcurso de estos años quienes han controlado y aún controlan la información difundida en todo el país son La Nación y Clarín? ¿Puede entonces pensarse que tanto Clarín como La Nación han coartado la libertad de expresión durante todos estos años?

Se plantea entonces la necesidad de redireccionar las preguntas, de revisar los enfoques conceptuales y de revelar las diversas interpretaciones creadas en torno a una “verdad”. Creo que la cuestión de fondo que subyace a esta yuxtaposición de sentidos e interrogantes se basa en el lento proceso de escisión que se viene produciendo en los últimos años entre las esferas de lo político y lo económico. Esa es la verdadera disputa que hoy está en juego. Basta con mirar el escenario socio-político de unos diez años atrás para darse cuenta que el acuerdo entre intereses económicos y políticos que planteaba una realidad obtusa y acrítica, conforme a los criterios políticos definidos en base a parámetros económicos, configuraba un horizonte de sentido vacío de significantes y de relatos antagónicos. En la actualidad, este escenario se ha transformado notablemente, y es cada vez más visible la disociación existente entre herramientas de control político y poderes económicos. Lo que molesta de este gobierno, lo que genera escozor en los adversarios, no es el avasallamiento a la libertad de expresión, sino el intento de limitar el control que ciertos sectores económicos tienen sobre los medios de comunicación, y a través de ellos, sobre la libertad de expresión.

Para concluir, considero que un tratamiento adecuado de este tema no debería partir de la objetivación del control de Papel Prensa por parte del Estado o de los medios privados de comunicación, porque ello implicaría anclar nuevamente la discusión en el antagonismo. Con esto quiero decir que de la existencia de mecanismos regulatorios no se infiere como consecuencia inmediata una política autoritaria de parte del gobierno que atente contra la libertad de expresión. El Estado en tanto que representante de la voluntad popular promueve una iniciativa orientada a regular el papel prensa, no a apoderarse de esa regulación. Entiendo que es necesario entonces ignorar las inferencias apresuradas y contrafácticas para pensar en formas de gestionar desde la política y principalmente desde la sociedad y sus organizaciones, mecanismos de control sobre aquellos grupos económicos que construyen realidad de espaldas a la realidad misma.

Cintia F. Montenegro

1 comentario:

  1. Muy buen analisis, buena prosa.
    Disiento y a la vez coincido en la lectura sobre clivajes o dicotomias
    Es cierto que este conflicto asi como la 125 y varios más tienden a polarizar el debate y las posturas en extremos supuestamente irreconcialiables y que dificultan la construcción de consensos y espacios de reflexión objetiva o critico - superadora que colaboren en un analisis más complejo y fino de los intereses en pugna, sus causas, qué actores los personifican, etc.
    Pero también es muy cierto que cuando se tocan y se mencionan en el agora, intereses muy concretos y palpables, el escenario se polariza casi inevitablemente por la distancia de modelos de país que detentan quienes disputan pero también por una cuestión, si queres, historica de las luchas politico economicas de la Argentina: unitarios vs federales, radicales vs antipersonalistas, peronistas vs radicales, etc
    liberales vs estatalistas

    Reitero que comparto esto de simplificación del debate que tanto les conviene a gobierno y prensa/oposición, esto de "oligarquia", "golpistas" o "corruptos" "quieren apropiarse de Papel Prensa" esto, nutre posturas intrasigentes que engordan el asidero simbolico ideologico de ambos sectores, y si...muchas veces tapa el bosque. Pero tambien, estos conflictos tienen algo de eso, algo de no terminar de despegar de lo viejo, de las viejas antinomias y categorizaciones, quiza lo mejor y lo peor de esta coyuntura sea la vuelta del clivaje o el reflejo del historico clivajismo nacional.

    La gran pregunta es cuanto de esto le salpica a la sociedad? La sociedad sigue sin ismos?
    La super producción de ismos diferenciados de gobierno y oposición tiene un correlato que haga carne en las reivindicaciones mas urgentes y basicas de la sociedad?
    expresan sus intereses?
    o solo son funcionales a la consolidación de una disputa cada vez más aspera y sangrienta?
    l.

    ResponderEliminar